Bienvenidos nuevamente a otro “Poupée te charla”!
Hoy
pensamos en hacer una entrada diferente al blog de lo que habitualmente
hacemos. No se trata de tips o de consejos, sino más de un tema de debate y
opinión que nos parece interesante para charlar.
Como tal vez ya sabrán, somos personas que tenemos
contacto todos los días con mujeres de todas las edades. Trabajar en atención
al público tiene (como todo) su lado bueno y su lado malo. Una de las tantas
cosas buenas, es que podemos establecer conversaciones con distintas personas,
generar ciertos vínculos y también escuchar distintas opiniones.
Al trabajar en un rubro orientado a la belleza,
vivimos muy de cerca las inseguridades de cada mujer a las que atendemos, así
como también vemos el trasfondo de lo que se busca y se establece como belleza
en los medios y la moda.
El mundo de la estética, belleza y moda puede ser
fascinante y maravilloso en muchos sentidos, pero también puede ser destructivo
si no se lo toma como lo que es: Una imagen.
Todos los días antendemos a mujeres con miedo a
envejecer, con inseguridades y defectos que solamente ellas ven; que creen que
su belleza ya no existe y se tienen que resignar al paso del tiempo. Es
realmente muy triste que, como mujeres, nos creamos ésta imagen que nos tratan
de vender en que solamente una mujer joven, esbelta y tonificada puede ser
hermosa.
Tal vez suene trillado decir que todas las
mujeres somos hermosas, pero realmente así es. El momento en que creemos que la
belleza es solamente superficial, es el momento en donde nos estamos fallando a
nosotras mismas.
Es momento de entender que la actitud le gana a la
belleza; que lo que hace a la belleza es la confianza y la fuerza con la que
enfrentamos la vida. ¿Cuántas personas conocemos que tal vez no son físicamente
lo que nuestra sociedad establece como bello, pero que así y todo no podemos
sacarles los ojos de encima? ¿Cuántas mujeres rompen esquemas y son reconocidas
mundialmente por una característica que se sale del estereotipo de bello?
Lo que nos hace bellos, no son solamente los genes;
sino qué se hace con ellos.
Dejemos de tenerle miedo a las líneas de expresión, a
las arrugas, al paso del tiempo, a las canas, a las estrías, al peso y a los
párpados caídos. El tiempo corre por igual para todos, y es inevitable.
Aprendamos a entender que una mujer puede ser bella tanto a los 18, como a los
30, 50 o a los 80. Dejemos de ser tan críticas con nosotras mismas y a
buscarnos defectos donde realmente no los hay. Dejemos de concentrarnos en
nuestros defectos; concentrémonos en nuestras VIRTUDES.
Mañana pregúntense: “¿Qué es lo que más me gusta de mí
misma?” y pierdan el miedo a destacarlo lo más posible. Nosotras estamos más
que felices de ayudarlas en el proceso y a enseñarles de qué manera pueden destacar
y realzar sus facciones lo mejor posible. Ámense, mímense, disfruten de ustedes
mismas!
Hagámosle frente a nuestras inseguridades, festejemos la diversidad y aprendamos
a ser felices con quienes somos. Disfrutemos el presente, no vivamos en el
futuro… que nunca llega!
Sólo un recordatorio de mitad de semana para todas las
hermosas mujeres que nos siguen y leen. Saludos y nos vemos en la próxima
entrada!
